Pocos clubes del fútbol pueden presumir de una afinidad tan natural con las competiciones internacionales como el Real Madrid. Dada su inigualable historia, su atractivo global y sus repetidos éxitos a nivel mundial, es difícil no sentir que el Mundial de Clubes fue diseñado a imagen y semejanza del gigante español. Es un torneo que parece irles como un traje a medida.

La FIFA comprende desde hace tiempo el poder comercial y simbólico del Real Madrid. Sea o no el momento ideal para el evento, la presencia del Real Madrid garantiza atención, emoción e interés global. Para la afición, el Real Madrid es un imán, una promesa de calidad y espectáculo.

Esta realidad quedó clarísima durante la ceremonia inaugural en el Hard Rock Stadium. Al concluir el evento con 32 niños representando a cada equipo del torneo, el público disfrutó de un momento simbólico: un primer plano de 10 segundos del escudo del Real Madrid, transmitido por las pantallas gigantes del estadio. No fue Leo Messi ni un espectáculo pirotécnico lo que provocó las ovaciones más sonoras, sino la imagen de ese icónico escudo blanco. Un momento de silencio visual que, sin embargo, electrizó al público.

El aura del Real Madrid en las competiciones mundiales es innegable. Cuando hay títulos en juego, aportan una intensidad y una presencia que elevan cualquier torneo. Puede que el Mundial de Clubes aún esté encontrando su ritmo, pero el Real Madrid ya es la principal atracción, con su debut programado para disputarse en un estadio lleno total.

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